lunes, 14 de octubre de 2013

Catequesis para jóvenes: Salomón

Salomón es el hijo de David y cuando sucede a su padre en el trono siente que esta misión le sobrepasa porque, como él mismo dice, es sólo un muchacho. Dios le dijo a Salomón que le pidiera lo que quisiese. Salomón responde con una de las oraciones más bellas que estén escritas en toda la Biblia: “Señor […] dame la sabiduría para gobernar a tu pueblo, porque soy apenas un joven muchacho que no sabe por dónde empezar y terminar” (1R 3, 7-9). El libro de la Sabiduría nos muestra un cántico atribuido a este pasaje que dice como sigue:
Dios de los padres y Señor de la misericordia, que con tu palabra hiciste todas las cosas, y en tu sabiduría formaste al hombre, para que dominase sobre tus creaturas, y para que rigiese el mundo con santidad y justicia y lo gobernase con rectitud de corazón.
Dame la sabiduría asistente de tu trono y no me excluyas del número de tus siervos, porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva, hombre débil y de pocos años, demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.
Pues aunque uno sea perfecto entre los hijos de los hombres, sin la sabiduría, que procede de ti, será estimado en nada.
Contigo está la sabiduría conocedora de tus obras, que te asistió cuando hacías el mundo, y que sabe lo que es grato a tus ojos y lo que es recto según tus preceptos.
Mándala de tus santos cielos y de tu trono de gloria envíala para que me asista en mis trabajos y venga yo a saber lo que te es grato.
Porque ella conoce y entiende todas las cosas, y me guiará prudentemente en mis obras y me guardará en su esplendor. (Sb 9, 1-6.9-11)

Salomón no pidió riquezas ni lujos, no pidió nada para ostentar ni presumir, sólo pidió sabiduría para servir bien a su pueblo gobernándolo con rectitud de corazón, por lo que Dios le respondió: “Por no haberme pedido nada para ti […] te daré lo que me has pedido y la riqueza que no me has pedido” (1R 3, 11ss). El reinado de Salomón se considera como el reinado del “esplendor” de Israel. Todos iban a escuchar la sabiduría de Salomón, incluso del extranjero venían peregrinando para escuchar sus consejos y admirar la pompa y el esplendor de su corte. Jesús ciertamente dirá que “ni Salomón en su máximo esplendor se vistió como un lirio del campo” a quien Dios lo viste. Esto lo dijo Jesús para enseñar que no debe preocuparse el hombre sobre con qué va a vestirse o qué va a comer mañana, sino de hacer la voluntad de Dios hoy. Porque si así viste Dios a la hierba del campo que hoy es y mañana se quema, con cuánta mayor razón vestirá Dios a sus propios hijos sin que se lo pidan (Cf. Mt 6, 28-30) tan sólo porque han querido hoy hacer su voluntad y sólo han pedido la fuerza de Dios para realizarla, sin cuya ayuda es imposible. Esta fuerza, esta gracia es el Santo Espíritu de Dios que Él da a quien le obedece. (Cf. Hch 5, 32). Este es el cumplimiento de la promesa de Jesús: “Os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente […] ningún adversario vuestro” (Lc 21, 15).

1 comentario:

  1. Humildad, el servicio del señor, es amor entrega y sacrificio, como el de uds, Seamos, como Salomón ó no, pero no dejemos que nada nos aparte del señor dejémonos que el nos tome por completo y permitamos que more por siempre en cada uno de nodotros

    ResponderEliminar